Te cubre con su manto de oscuridad, te respira tan cerca que sientes a cuestas. Sus manos frías tocan tu corazón que late con más calma pero aun así al esta inquieto. Te tocan sus trémulas manos y te vuelves frágil ante los recuerdos, los sueños, los amores.
Lo cierto es que ahora en mi mejor compañía; no me abandona y sus brazos me sostienen, seca mis lágrimas y me lleva a soñar con lo que lejos de ella tengo; me conoce mejor que nadie.
Se sienta a mi lado para soplarme al oído las palabras que en este papel con tinta voy a escribir.
Eliana del Rosario
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